LA SANACIÓN INTERIOR
- Mauricio Zermeño De los Reyes
- 23 may
- 4 Min. de lectura
Cómo integrar las sombras de las heridas narcisistas al transitar hacia el amor, la reconciliación y la sanación profunda

II
SANACIÓN
EL PRIMER PASO, LA CONCEPCIÓN
Paso I, Paso II
¿Qué es la sanación? La palabra sanación proviene del latín sanatio, -ōnis, que significa "acción y efecto de sanar" o "curar". A su vez, está relacionada con el verbo latino sanāre (restaurar la salud), derivado de sānus, que significa "sano", "sensato" o "saludable", y está vinculado a la raíz indoeuropea sano-.
En síntesis, sanar es reparar, que tiene su origen en el latín reparāre, que significa "preparar de nuevo", "restaurar" o "devolver algo a su estado anterior". Entonces reparar la relación madre hijo es regresar dicha relación a su estado anterior o primigenio. ¿Y cuál es ese estado anterior? ¿Cuál es el primer estado relacional en el terreno físico entre una madre y un hijo? Es el momento de la concepción.
Ese momento, el de la concepción, será el punto de partida para entender el momento en el que todo comenzó. En este momento en el que dos fuegos, como diría el maestro Garriga Bacardí, se juntaron para crear otro nuevo. Es en ese momento en el que todo inició para dar paso a la vida, a tu vida, sea como esta se haya desarrollado, ahí comenzó tu viaje. Uno de mis maestros favoritos es Joan Garriga Bacardí por supuesto. Garriga Bacardí, en el contexto de la sanación de las heridas familiares, destaca que el vínculo con los padres es fundamental para comprender y sanar dichas heridas. Según Garriga, la concepción y el momento en que recibimos la vida de nuestros padres son cruciales para entender nuestro lugar en el sistema familiar y cómo las dinámicas afectivas nos impactan profundamente.
En el momento de la concepción se crean los vínculos que te acompañarán por el resto de tu vida. Los padres son origen y destino desde un plano más profundo de entendimiento. Reconectar con el momento de la concepción es iniciar el camino de la sanación. ¿Por qué? Pues porque si estás leyendo estas letras es porque tu padre y tu madre permitieron que siguieras viviendo. Esto en sí ya tiene un profundo significado reparador.
El lector podrá decir, sí, pero ¿cuál es el costo? Preferiría haber muerto o no haber nacido, podrán decir algunos lectores a quienes no debemos juzgar, sino entender. El dolor pudo haber sido tan grande en algunas ocasiones que se puede haber llegado a pensar de esa forma, pero justamente el proceso de reparación sanadora es entender que al final del día, decir Sí a la Vida ha sido más grande que cualquier otra cosa y se ha privilegiado el camino de la luz sobre la obscuridad, de la vida sobre la muerte. Así es que, si se has llegado a pensar de esa forma, es entendible, pues hay que estar abiertos a reconocer el dolor, abrirse a él y permitir que se transforme en amor hacia los padres. Este proceso requiere coraje y aceptación, ya que rechazar a los padres equivale a rechazar una parte de nosotros mismos y el no reparar la relación de los padres, particularmente con la madre, implica caminar por sombras relacionales en este mundo.
Hellinger enfatiza que sanar las heridas con la madre o el padre, comienza por aceptar todo lo recibido de ella, sin juzgar lo que pudo faltar. Las monedas de lodo, de cobre, las de plata y también las de oro. Todas se deben recibir, integrar, agradecer y con ellas florecer. LA frase "Gracias mamá, o gracias papá”, es suficiente para sanar por completo, a profundidad y de forma definitiva si se hace con total plenitud. Decir “gracias” de manera real, profunda, verdadera y sentida, es suficiente para sanar cualquier herida del padre, de la madre o de cualquier persona o hecho que haya sucedido en nuestras vidas. Es obvio que aunque sencillo de entender, es difícil de llegar a ese punto, por eso existen las terapias y el proceso de sanación, para llegar al estado de gracia, es decir, a donde se vive dando gracias por todo lo que existió, lo que existe y existirá en nuestras vidas. Decir gracias refleja una actitud de gratitud y reconciliación que permite liberar patrones dolorosos y avanzar hacia una vida más plena. Este enfoque subraya la importancia de tomar a la madre o al padre en el corazón mientras se establecen límites saludables para construir una identidad autónoma.
Así es que, en este primer paso, podríamos iniciar como primer punto de reparación, decir:
“Gracias mamá, Gracias papá, por haberme dejado vivir para que yo pueda crecer y evolucionar en este mundo, y comenzar mi travesía de crecimiento interior.”
Al final, estamos aquí para evolucionar, desde lo vivido y experimentado, desde nuestros errores y aciertos, desde nuestros desencuentros y malestares, desde nuestras luchas, derrotas y éxitos.
La madre o el padre, ya sean narcisistas o no, en algunas ocasiones solo son el vehículo mediante el que vinimos al mundo pues muchas personas no llegaron o llegarán a conocer a la madre o al padre que los trajo al mundo, pero aun así, esa embarcación de amor (la madre) y ese astillero (el padre) al momento de la concepción, trasciende cualquier situación posterior relacional con la madre o con el padre.
No se podrá sanar las heridas de la relación con la madre o el padre si no se comienza por sanar las heridas con ellos desde la concepción, lo cual requiere ver al momento de la concepción, como un acto profundo de reconciliación inicial interno y de agradecimiento profundo ante la vida. Implica aceptar lo recibido, en este caso, la vida misma. Implica integrar los aspectos más dolorosos como oportunidades de crecimiento y establecer una relación equilibrada con esta figura esencial en nuestra vida. Muchas veces no puedes reconciliarte con el padre o la madre en el plano terrenal y relacional, pero sí en el espiritual y conceptual. Muchos hijos no pueden o quieren acercarse físicamente a sus padres por muchas circunstancias, pero no por eso no se puede no iniciar la reconciliación desde el interior para después recibir la redención dentro de los corazones de cada uno. Este proceso, sea como lo hagas, de manera física acercándote a reconciliarte con los padres, cuando se pueda o deba, o de manera interior solamente, no solo te liberará, sino que también transformará patrones familiares intergeneracionales de los que nadie escapa.
I MOVIMIENTO
GRACIAS POR LA CONCEPCIÓN
Por eso, este primer paso se llama: Agradecimiento por la concepción. Gracias por la vida.
Continuará....
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