El Trastorno Narcisista de la Personalidad definitivamente es la enfermedad del Siglo XXI en temas de psicología de la personalidad, sin embargo, es todavía un tema poco conocido y mucho menos estudiado. Desde la antigüedad, los griegos acuñaron la palabra Hubris, que se traduce como desmesura, orgullo enfermizamente desmedido y peligrosa seguridad en sí mismo. En pocas palabras se puede resumir como arrogancia y orgullo a la décima potencia.
La mitología griega nos ayuda a entender el contexto bajo el que el concepto de la Hubris se desarrolló hace ya más de dos mil años. Los griegos describían a la Hubris como la arrogancia provocada por la intoxicación del poder y alimentada por éxitos pasados (Owen, 2012). En la mitología griega la Hubris estaba relacionada con la arrogancia y su contraparte o justiciera, la némesis (Némesis era la antigua diosa griega de la retribución que se vengaba de cualquier mortal que tuviera la temeridad de asumir poderes divinos). La Némesis se encargaba de ajusticiar el pecado de la arrogancia. Es conocido el caso de Napoleón en la toma de Moscú y como los rasgos de la Hubris estuvieron presentes en sus decisiones y su visión de conquistar el este. En el episodio de Ícaro y Dédalo en la mitología antigua, también estuvo presente la Hubris de acuerdo a las descripciones del evento en la antigua Grecia. En el relato poético de Ovidio del cuento griego, el padre (Dédalo) y su hijo (Ícaro) adquirieron, a través de las artes de Dédalo, el poder divino de volar, y cuando Ícaro aprendió a volar, se enamora del cielo por lo que en embriagado por su poder, voló cada vez más alto hasta que sus alas de cera se derritieron por el sol, lo que provocó que se precipitara rápidamente.
En las últimas décadas, la Hubris se ha relacionado directamente con el trastorno narcisista de la personalidad por obvias razones, ya que muchos de los rasgos detectados en la Hubris, están presentes en el Trastorno Narcisista. Sin embargo, la Hubris como tal está considerada como un síndrome que no está incluido como tal, en el DSM–5, o Manual Estadístico de los Trastornos Mentales a pesar de que se han hecho intentos por remarcarlo e incluirlo en el Cluser B de las enfermedades enlistadas en el DMS–5.
Es importante comprender la diferencia entre síndrome, trastorno y enfermedad. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, una enfermedad es una alteración de la salud que debe cumplir con al menos con dos de los siguientes criterios:
· Que tenga un agente etiológico (causa) reconocible.
· Con un grupo identificable de signos y síntomas.
· Que presente alteraciones anatómicas consistentes.
Un síndrome es un conjunto de síntomas o signos conocidos que pueden aparecer juntos, aunque con un origen o etiología de origen desconocido. A su vez, estos síntomas pueden determinar un trastorno específico. No obstante, en psicología y psiquiatría se puede referir también a un cuadro relacionado con una reacción psíquica ante una situación vital. Por ejemplo, en el caso del Síndrome de Down, se conoce el origen de éste, pero no las causas, y nadie piensa que las personas con este síndrome estén enfermas. Si bien por definición, síndrome y enfermedad, son entidades clínicas con un marco conceptual diferente, hay situaciones grises en la patología, que dificultan una correcta identificación en una categoría o en otra.
Un Trastorno puede considerarse como una descripción de una serie de síntomas, acciones o comportamientos. Suele estar asociado a patologías o desordenes relacionados con patologías mentales.
También se asocia a alteraciones de los procesos cognitivos y afectivos del desarrollo, considerando que existe una diferencia significativa respecto al grupo social mayoritario donde se incluye la persona, no existiendo una etiología conocida. Patología significa ‘parte de la medicina que estudia las enfermedades’ y ‘conjunto de síntomas de una enfermedad’, de acuerdo con la Academia, de modo que solo puede considerarse sinónimo de enfermedad en un uso no especializado. Aunque patología no es sinónimo de enfermedad, sí es posible emplear patología como sinónimo de enfermedad en el uso general, tal como reflejan diccionarios como el Vox o el Clave.
La Semiología Clínica es el cuerpo de conocimientos que se ocupa de la identificación de las diversas manifestaciones patológicas (síntomas y signos) o datos, de cómo buscarlos (semiotecnia), como reunirlos en síndromes y cómo interpretarlos (clínica semiológica o propedéutica). Es la ciencia del diagnóstico que utiliza todo profesional sanitario que tenga competencias en el diagnóstico clínico y funcional, para indagar mediante el examen psicofísico del paciente, sobre los diferentes signos que pueda presentar.
Todo lo anterior es importante ya que es necesario entender que la Hubris es considerada un síndrome (conjunto de síntomas sin causa conocida) y que el Trastorno Narcisista de la Personalidad es más un desorden o anormalidad (conjunto de síntomas relacionados con patologías con una causa etiológicamente más explorada). En el caso de la Hubris entonces estamos hablando de un conjunto de síntomas sin una causa conocida. Otro de los aspectos de la Hubris para no considerarla como un trastorno, es que se ha detectado que es temporal. En el caso de los jefes hubrísticos, el síndrome sólo permanece mientras la persona tenga una posición de liderazgo en la organización determinada, o en el caso de los líderes sociales o de gobierno, mientras el líder hubrístico permanezca en el puesto.
Para fines de este artículo, trataremos el síndrome no como el trastorno narcisista de la personalidad, aunque esté intrínsecamente relacionado con los síntomas de la patología narcisista, sino como un síndrome narcisista temporal, o mientras dure el puesto.
Para detectar si El Jefe es un jefe tóxico o “enfermó” de Hubris, este artículo podrá ayudar al lector a tratar de averiguar si tu jefe es sólo estricto y tiene un carácter de los mil demonios, o sí realmente está afectado por el síndrome de la Hubris. En todos los casos, no se puede diagnosticar, no se puede etiquetar, no se puede determinar que alguien padezca una enfermedad mental, un síndrome o un trastorno. Sólo un experto en salud mental puede apoyarte a determinar lo anterior, por lo que en ningún caso se recomienda que esta lectura conlleve o signifique que se pueda diagnosticar o indicar que alguien padece un síndrome o trastorno. Acude en todos los casos de sospecha con un experto en salud mental o con un experto en recursos humanos.
Investigaciones realizadas por el médico Británico David Owen y sus colegas sobre las carreras de varios primeros ministros y presidentes británicos y estadounidenses, sugiere que el liderazgo arrogante podría ser una manifestación de un trastorno adquirido que ha sido etiquetado como "síndrome de Hubris o Hubris" (Owen y Davidson, 2009).
Para fines de información y didácticos, podrás determinar si tu jefe tiene el síndrome de Hubris si presenta alguno o todos los rasgos que a continuación se describen como parte del desorden de la personalidad presente en los líderes, o como la desambiguación que se describe en este artículo, el síndrome del emperador:
· Usar el poder para la auto-glorificación;
· Un enfoque casi obsesivo en la imagen personal
· Confianza excesiva en uno mismo, acompañada de desprecio por los consejos o críticas a los demás
· Pérdida de contacto con la realidad
· Actitud mesiánica
· Acciones imprudentes e impulsivas
· Incompetencia arrogante donde el exceso de confianza supremo conduce a la falta de atención a los detalles
· Ideas grandilocuentes
· Propensión a ver el mundo principalmente como un escenario en el que ejercer el poder y buscar la gloria
· Una predisposición a emprender acciones que probablemente proyecten al individuo bajo una imagen de benefactor, iniciadas en gran parte para mejorar su imagen
· Cuando no se está frente a las cámaras o los reflectores, trata a las personas del servicio o meseros con desdén y prepotencia
· Una preocupación desproporcionada por la imagen y la presentación
· Una obsesión enfermiza por las redes y aparecer en ellas
· Una forma mesiánica de hablar y una tendencia a la exaltación en el habla y la manera de expresarse
· Cambia de personalidades dependiendo el escenario de una forma desmedida y extraña
· Una identificación con la nación u organización
· Exaltación de los jefes inmediatos en público, pero una crítica sutil e irónica cuando no los ven
· Una tendencia a hablar de sí mismos en tercera persona o usar el "nosotros"
· Confianza excesiva en el propio juicio del individuo y desprecio por los consejos o críticas de los demás
· No escuchan
· Roban ideas ya sea apropiándose de ellas de manera burda, o adaptando cambios en las ideas de otros para indicar que fueron los generadores de las mismas
· Exaltan rasgos de su personalidad que son falsos, como inteligencia desmedida
· Buscan de manera obsesiva conocer a todo el mundo y que todo el mundo los conozca
· Entitlement o sentirse merecedores. Del mejor lugar, del mejor trato, de la mejor mesa, y que, en caso de no recibir dicho trato, se molestan profundamente
· Confianza exagerada en sí mismos, que suena a omnipotencia en lo que pueden lograr personalmente
· Creen que Dios es su único juez. Tienen una retorcida forma de ver las leyes de los hombres o del mundo
· Cuidarán de no ser atrapados en actos ilegales, pero siempre estarán en el límite de la legalidad
· Pérdida de contacto con la realidad; a menudo asociado con el aislamiento progresivo
· Inquietud, imprudencia e impulsividad
· Obvian aspectos importantes al tomar una decisión, dejando por ejemplo a un lado el costo y beneficio real, ya que lo que buscan en el fondo es notoriedad, fanfarrias y reflectores
· Imagen obtusa de entender que, si sus actos bondadosos no los ven, no valen, excusándose que es por el bien de la organización
· Incompetencia en la ejecución de una política, donde las cosas salen mal precisamente porque demasiada confianza en sí mismos, que llevan al líder a no preocuparse por los detalles prácticos de una política
Todos los rasgos presentados en la lista anterior están directamente relacionados con trastornos incluidos en el Cluster B del DSM – 5, razón por la cual muchos académicos han relacionado directamente el síndrome, con trastornos de la personalidad.
En la continuación N. III de este artículo, describiremos los trastornos histriónico, narcisista y antisocial para tratar de entender si el jefe o líder de la organización, es tóxico, o si presenta un trastorno de la personalidad.
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