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¿PUEDES Y DEBES PERDONAR A UN NARCISISTA?

Actualizado: 26 nov 2020

Desde muy temprana edad, por lo menos todos aquellos que fuimos educados en el catolicismo, fuimos educados en el perdón, en dar la otra mejilla, en olvidar el agravio, en el amar a tu prójimo. Pero ¿está bien entendido el concepto del perdón en los casos de abuso NARCISISTA?



Primero debemos comenzar por definir qué entendemos por perdón y por poner en blanco y negro lo que significa el abuso narcisista. Si no hacemos lo anterior, será imposible establecer una profunda conversación interna acerca del perdón al prójimo, incluso si ese prójimo es un narcisista que está abusando o que abusó de ti.

Desde el punto de vista de la Iglesia Católica, el perdón de Dios viene con el arrepentimiento y la promesa sincera de no volver a separarnos de su Gracia Divina. Es en ese momento cuando Dios puede perdonar; y utilizo la palabra puede con todo peso que ésta lleva en el contexto de este escrito. Dios no puede perdonar al que no se arrepiente, aunque su perdón sea infinito. Los seres humanos no podemos perdonar de igual forma al que sigue abusando de nosotros. No debemos dar la otra mejilla, aunque el mismo Nuevo Testamento lo indique.

¿Pero entonces lo que nos han enseñado está mal?, desde mi punto de vista, no necesariamente. Es preciso entender que la máxima cristiana de dar la otra mejilla se refería a no regresar la agresión, a no volverse en un perpetrador igual o peor que el propio abusador, a eliminar cualquier vestigio de venganza, a suprimir la Ley del Talión: “ojo por ojo, diente por diente”. Pero definitivamente la Cristiandad Primitiva no se refería a convencer a todos de convertirse en mártires masoquistas, sucursales del abuso o víctimas constantes del abusador. Tenemos que reconocer que el dar la otra mejilla es una hipérbole del perdón. Nos permite entender que no debemos convertirnos en lo mismo que acusáis, en un monstruo tal vez peor que el mismo abusador de quién te quieres defender.

Ahora, para entender qué es el abuso narcisista y entender sus profundas consecuencias en las víctimas del narcisista, se requiere esclarecer que el abuso narcisista es una perpetración a tu alma, cuerpo y mente. Es una trasgresión que debe ser detenida, denunciada y evitada a toda costa. Si damos la otra mejilla al abusador narcisista una vez que caímos en cuenta que estamos siendo perpetrados por él, pasamos de ser una víctima a ser mártires sin sentido ni causa real; nos convertiríamos en mensos, más que en mansos y humildes de corazón. No se debe permitir el abuso de nadie, incluso si viene de algún amigo, pariente, director, jefe, pareja o incluso de tus padres. Abuso es abuso sin importar de quién venga.

Una vez que establecimos la concepción del perdón para los fines de este artículo, desde una concepción práctica y clara, y habiendo comentado que el abuso narcisista es una perpetración a tu persona, podemos pasar ahora a analizar si debemos perdonar a un narcisista o no. La respuesta es depende. Para poder perdonar, incluso Dios, desde el punto teológico del análisis, no puede perdonar a quién no acepta que cometió falta, y tampoco Dios puede otorgar el perdón si no hay arrepentimiento. Tiene que existir la aceptación y después el arrepentimiento real, que no es otra cosa que el profundo deseo de no volver a cometer esa falta.

En el caso del narcisista, es prácticamente imposible que el afectado (el perpetrador) por el trastorno narcisista de la personalidad (TNP) reconozca que cometió un error, o que te ofendió y se equivocó, pues la negación es concomitante al trastorno- es decir, va junto con pegado la negación con el trastorno narcisista -. No podemos perdonar a alguien que continúa abusando de ti, y que además no reconoce que te hizo daño o te está haciendo daño, por eso no es que no podamos perdonar a un narcisista, sino que es imposible otorgar el perdón si el abusador continúa haciéndote daño.


Sin embargo, sí existe una situación de perdón en la que se puede perdonar al agresor, y es en el momento en el que ya no continúa abusando de ti, y en el caso del narcisismo, tú debes tomar la decisión de alejarte del sistema de abuso pues el narcisista jamás dejará de abusar de ti. Es mandatorio alejarse por completo del narcisista para evitar el abuso y después otorgar el perdón como un proceso de sanación personal, a sabiendas que el agresor nunca reconocerá el abuso.

Este proceso de perdón es un proceso personal e interno que te permite dejar de ser la víctima, además que te libera profundamente, te quita cualquier lazo y relación interna con el victimario, lo que tiene como efecto poder sentar las bases para comenzar un proceso de sanación interno. Si se desea ver de forma muy ortodoxa, el perdón es un proceso casi individualista en estos casos, pues lo otorgas para tu proceso de sanación, no para dar otra oportunidad al narcisista. Si no lo haces, si no perdonas al agresor una vez que saliste del sistema narcisista, seguirás enganchad@ al agresor mientras no perdones, y el abuso interno continuará, pero esta vez, será tú quién continúes la perpetración personal a ti mismo.

Ahí, en ese proceso de perdón, sí que viene a colación la caridad de la que hablaba San Pablo, ver al agresor con caridad, con amor, otorgando el perdón interno y personal para comenzar tú proceso de sanación, que es muy diferente a intentar sanar la relación o al agresor. Tal vez en la mayoría de los casos en donde no exista un abuso narcisista, el perdón funciona de forma diferente, es más, debería funcionar de forma diferente, como en el caso de los esposos, o hermanos o personas que cometieron un error, piden perdón y son perdonados, y si se arrepienten sinceramente, deberían ser perdonados en ese perdón genuino del que te hirió, ya que todos cometemos errores; pero no estamos hablando de esos casos. Estamos hablando de casos muy particulares, los de las personas afectadas con el trastorno narcisista, quiénes nunca reconocerán sus errores, y nunca pedirán perdón pues no creen que ellos abusaron, ya que su propia enfermedad se los impide.

Para concluir, es importante entender que no porque el narcisista presenta un Trastorno de la Personalidad, éste no es consciente que infringe dolor y daño emocional a las personas, por el contrario, es sumamente consciente de que hace daño a los demás, pero simplemente no le importa. La Iglesia Católica define a este pecado como el pecado contra el Espíritu, el no querer ser perdonado y no reconocer su falta, por lo que Dios no puede otorgar el perdón en esos casos, ya que el pecador no lo quiere. Es el acto de soberbia más grande que puede existir.

“El perdón al narcisista no debe ni puede coexistir con el abuso. Una vez alejado del sistema de abuso y del abusador, entonces podrás otorgar el perdón y no permitirle a nadie que vuelva a hacerte daño, o correrás el riesgo de convertirte en el nuevo perpetrador del sistema”. MZDLR

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