El amor de madre es uno de los grandes milagros de amor que existen en el universo. Tener la seguridad que la persona que nos dio la vida es la persona que nos protegerá mientras crecemos, será una de las estructuras de apegos saludables más importantes para el desarrollo de los seres humanos, y existen muchas razones para que esta relación tan especial entre los hijos y la madre sea fundamental en el crecimiento espiritual, psicoafectivo e incluso físico.
Alessandro di Mariano di Vanni Filipepi, apodado Sandro Botticelli (Florencia, 1 de marzo de 14451-Florencia, 17 de mayo de 1510)
La creación de apegos entre los bebés y sus padres, especialmente los generados con la madre, son más que importantes, esenciales. Sin embargo, existen tantos mitos como planteamientos y concepciones erróneos del amor de madre. Por ejemplo, lo que se entiende por “apego saludable” en una cultura, será estigmatizado en otra. El amor incondicional de madre sería brutalmente mal entendido en algunas culturas si se aplicara de la misma forma en todas las perspectivas de la vida. Por ejemplo, el respeto y adoración que se le tiene a la madre en las culturas latinas, son vistas como expresiones de amor exagerado y de un apego poco saludable por las culturas anglosajonas, por citar algunas. La crítica a la madre está fuera de toda posibilidad para los católicos, por ejemplo, bajo la muy debatible concepción del quinto mandamiento honrarás a tu padre y a tu madre, y el significado de éste.
Por eso es importante entender, y desde el punto de vista psicológico, estandarizar conceptos y perspectivas para poder partir de un común denominador al momento de analizar el amor de madre, sus variaciones y perspectivas socioculturales.
El concepto entonces que tenemos acerca del amor de madre, y de la propia imagen de la madre varía enormemente de cultura en cultura, y está influenciado por una variedad de matices y concepciones distintas, pero podríamos decir que, a pesar de tantas diferencias culturales y situacionales, existe un común denominador que caracteriza al amor de madre: gentileza, delicadeza, cuidado, belleza, ternura, cuidado, protección, sabiduría, etc. Todos estos constructos anteriores, son abstractos y relativos ciertamente, pero generados partiendo de una imagen de la madre heredado por el consciente colectivo como afirmaba Carl Jung, es decir, el arquetipo de la madre sabia y amorosa. Sin embargo, en este inconsciente colectivo también existen otros tipos de constructos generacionales inconscientes presentes como arquetipos, el de la Madre Devoradora, el de la Madre Sabia, o el de la Reyna de Hielo. (Zermeno, 2020)
Entonces antes de embarcarnos en el difícil tema del amor de madre, y el amor de madre narcisista, requeriremos echar abajo algunos conceptos erróneos de lo que significa amor de madre.
Hablemos del amor incondicional de madre. En el libro Matriarcado Narcisista (Zermeno, 2020), menciono en varias ocasiones el amor incondicional de madre, pero es necesario definitivamente profundizar para entender qué se entiende por amor incondicional, ya que, por lo mencionado al comienzo de este artículo, el amor incondicional de madre puede estar supeditado al entendimiento de cada persona. Comencemos por preguntarnos si el amor puede llegar a ser incondicional, y al mismo tiempo tratemos de profundizar en la definición de amor. Existen cuatro palabras griegas que definen diferentes clases o tipos de amor: ágape, fileo, storge, y eros.
En el caso del amor de padre o de una madre a su hijo, deberíamos referirnos al amor ágape. Este es el amor desinteresado, el que no espera nada a cambio de manera puramente transaccional. Desde este punto de vista el amor ágape es el más puro de los amores pues podría considerarse un amor desinteresado, que nutre y que tiene como prioridad el bienestar de la persona amada. En este concepto cabe la definición de amor incondicional de una madre, que busca la protección y bienestar de su hijo, y que lo hace su prioridad para poder encaminarlo hacia la vida, a una vida generada por la misma madre.
Sin embargo, a pesar de que esto es lo que debería suceder, no siempre sucede así. Estamos expuestos como seres humanos a una infinidad de situaciones y complicaciones que podríamos afirmar que, en muchísimas ocasiones, el amor de madre hacia un hijo no se da en forma de ágape, pero no por ello deberíamos extraviarnos, y debemos asegurar que la prioridad de una madre y del padre por igual, debería ser procurar el bienestar de sus hijos menores. Esto no debería estar a discusión. No debemos confundir tampoco que el amor incondicional significa no poner límites, no castigar, dar todo y sin medida, ya que estaríamos hablando también de negligencia.
Desde el punto de vista de las corrientes de la psicología de sistemas, es abuso dar en demasía y sin consideraciones, al igual como lo es no proveer y dar de manera prioritaria el amor ágape o incondicional a los hijos. Desde esta perspectiva, cuando una madre da de comer a un hijo pequeño ésta no espera un pago a cambio, sino que de manera espontánea se generará un amor profundo y saludable del hijo hacia la madre en retorno.
Otro mito es que el vínculo de la madre con el hijo es instantáneo y automático. Los vínculos tienen que generarse, deben procurarse y ser creados con paciencia y afecto, de otro modo, el vínculo madre-hijo no se dará en automático. Dicho lo anterior, para la generación de un vínculo afectivo saludable, debe existir una relación lo más ágape posible, o lo más incondicional posible. Debería ser el camino óptimo por el cual el amor de madre debería transitar.
Ahora podremos enfocarnos en el tipo de amor de madre narcisista y en la gran pregunta: ¿las madres narcisistas aman a sus hijos? Y la respuesta es, depende de qué perspectiva usemos para analizar la respuesta. Depende del tipo de amor del que estemos hablando. Si hablamos del amor ágape, definitivamente la madre no ama de forma incondicional, pues el trastorno generado en la madre narcisista le impide, por la misma enfermedad, amar desinteresadamente, amar de forma empática, anteponer las propias necesidades afectivas por sobre las de sus hijos, y, por lo tanto, le impide amar de forma incondicional en el sentido saludable de lo incondicional.
Pero no por eso, la madre dejará de tener destellos amorosos, y muchos, sin embargo, estarán supeditados a sus propios intereses y jamás se podrá despegar del egoísmo enfermizo manifestado por la enfermedad. Aunque la madre quiera, siempre habrá de ganarle el lado obscuro del trastorno en la mayoría de las veces. Entender esto será saludable para dejar de buscar el reconocimiento amoroso de la madre o unas expectativas de amor que no llegará, y nos servirá para enfocar a dar un amor ágape a la madre, sin condiciones, pero sí con límites hacia la patología presente en el sistema familiar. Llegar a sanar es llegar a recibir con amor el amor de madre, de cualquier tipo de amor que éste sea, sin llegar a preguntarnos el por qué, simplemente, entender, perdonar = amar lo que nos da la madre y la vida, y poner límites tanto-cuanto sea necesario.
Entender esto es sumamente doloroso, pero completamente revelador, catártico y sanador, pues al no tener expectativas de amor, y entender que la incapacidad de la madre narcisista de amar de forma, incluso filial (del griego filius), no se dará nunca, puede ayudar a los hijos a generar una diferente perspectiva de la relación de amor entre el hijo y la madre narcisista. El paradigma del amor con una madre narcisista deberá ser modificado para poder entender que el “desamor” o “amor” condicional de la madre, no es personal, no se debe al hijo, se debe a la enfermedad. Este camino del entendimiento es un camino personal, no deberá estar dirigido hacia la madre en primera instancia, debe estar dirigido al interior del alma de los que rodean a la madre narcisista pues no se debe intentar cambiar a la madre. Será sumamente liberador y de manera absoluta, una vez que se entiende un poco más la enfermedad, no esperar un amor incondicional, pues precisamente la enfermedad le impide al que padece la misma, amar sin sacrificar nada por sus propios hijos.
Este acercamiento por muy difícil que parezca es un camino que propongo para reconstruir la concepción de amor de la madre y hacia la madre, lo que nos permitirá hacer lo siguiente:
1. Poner límites sin remordimientos
2. Generar una relación mucho más saludable
3. Amputar los sentimientos de culpa por sentimientos de amor-odio hacia la madre
4. No cargar culpas recibidas de la madre
5. No generar culpas propias
6. Dejar de sentirnos “no amados” por la madre
7. Sanar nuestro sistema de creencias y de apegos generados desde la infancia
8. Dejar de culpar a los demás y de culparnos a nosotros mismos
9. Amar profundamente a la madre desde una nueva perspectiva y bajo un nuevo paradigma
10. Amarnos profundamente a nosotros mismos de manera saludable
En este artículo no se está hablando de los defectos humanos de la madre, los cuales tenemos todos los seres humanos, sino de un trastorno mental como cualquier otro que puede ocurrirle a cualquier persona, de cualquier nivel socioeconómico o de cualquier cultura. Estamos específicamente hablando de un trastorno poco común, que, si se llega a detectar, mediante un enfoque de entendimiento podría ser de enorme beneficio a los familiares, allegados y amigos de la familia. El libro de la Madre Narcisista (Zermeno, 2020), consta de dos partes fundamentales, la primera parte con un enfoque empírico acerca del trastorno, y otro más racionalista en lo que se refiere a la comprensión de la madre en un nivel más espiritual. Ambas partes son fundamentales para decidir salir o quedarse en el sistema familiar de la forma más sana posible.
Todos los seres humanos tenemos defectos, y muchos, pero no todos padeceremos con seguridad un trastorno. En el caso del trastorno narcisista de la personalidad, tenemos que afrontar el hecho de que la madre padece un trastorno, y entender esto es diferente a reconocer que nuestra madre tiene defectos tal como los tenemos nosotros. Esto es más profundo y trascendental. El trastorno narcisista en la madre afectará a generaciones enteras, afectará muchas vidas y creará profundas heridas y confusión dentro del sistema familiar.
Una enfermedad como el alcoholismo, será mucho más fácil relativamente de tratar, pues será evidente que existe una enfermedad. El tema específicamente del TNP matriarcal será mucho muy difícil de aceptar y procesar pues difícil de detectar. ¿Cómo puedes enfrentar algo que no sabes que existe, y menos cómo se llama?
Los artículos presentes en este blog pretenden de manera profunda ayudar a sanar la relación de la madre con trastorno narcisista y su sistema familiar a través del entendimiento. Es un blog de entendimiento, investigación, reflexión y ultimadamente de sanación personal y del sistema familiar. Si alguien detecta que en la madre o en el sistema familiar está presente el narcisismo, se recomienda de manera urgente consultar a un especialista en el tema, no a cualquier psicólogo, sino a uno especializado en psicología clínica o con una especialidad en el Cluster B de la personalidad.
Bibliografía
Zermeno, Mauricio. (2020). Matriarcado Narcisista. Cómo sobrevivir a un Sistema Familiar Narcisista. Mexico: Metadata Mexico, 2020
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